Compliance scandal at the City
Probablemente se trate del mayor escándalo financiero que haya afectado nunca a un gran banco de la City de Londres. Me refiero al caso de la famosa lista de acaudalados y celebridades, todos ellos clientes del HSBC ( Hong Kong and Shanghai Banking Corporation ) la entidad financiera más importante de Europa; revelada por el ex empleado del banco Hervé Falciani, la cual contenía la identificación de miles de personas e instituciones que atesoraban del orden de 100.000 millones de dólares en la división suiza de la Banca Privada del HSBC con sede en Ginebra.
El caso no es nuevo, ya que éste trae causa del año 2009, que es cuando las autoridades fiscales galas tuvieron acceso a la citada lista. Pero justamente estos días la prensa británica no hace más que hablar del mismo. ¿Cuál es el motivo? La atención mediática se centra en el hecho de que el Presidente ( chairman ) del banco por aquellos años era Stephen Green, uno de los más respetados banqueros de la City (hasta ahora), ejemplar padre de familia, a la vez de antiguo reverendo de la Iglesia Anglicana, ex Secretary of Trade (equivalente a Ministro de Comercio), y que actualmente ostenta el status de Lord en el parlamento de Westminster.
La cuestión es que los aspirantes laboristas mantenían aletargado este asunto, y coincidiendo con la precampaña electoral (este año 2015 se celebrarán elecciones en Inglaterra, igual que en España), lo han resucitado. Con ello pretenden obtener a su favor rédito electoral presionando así al ejecutivo actual, el mismo en donde hace escasos años formó parte Lord Green. No en vano, desean recibir respuestas de por qué el HSBC, a la sazón presidido por el honorable (ex ministro) Lord Green "ayudó" a cientos de acaudalados británicos a evadir impuestos en perjuicio de la hacienda de UK.
A banda de las intrigas políticas, lo que realmente nos interesa destacar en el presente post son los aspectos jurídicos y de cumplimiento normativo del caso. En este sentido, se está discutiendo sobre el ámbito territorial del posible ilícito penal, puesto que hay quien defiende que realmente el presunto delito no se cometió en Suiza (que es lo que argumenta para su bien la entidad financiera), sino que la estructura y arquitectura de los esquemas que facilitaban a los clientes eludir sus impuestos, se gestó en los headquarters de la matriz de Londres. Lógicamente, esta cuestión no es baladí de cara a imputar posibles responsabilidades penales al HSBC ante los tribunales británicos, en lugar de en la corte suiza (puesto que allí según parece no era delito).
No obstante, es público y notorio que la City de Londres es unos de los principales centros offshore del mundo, por donde se canalizan y coordinan múltiples estrategias de opacidad financiera-fiscal, en estrecha colaboración con paraísos fiscales ( tax heaven ) o territorios de baja tributación, muchos de ellos antiguas colonias inglesas que mantienen hoy en día estrechos lazos de cooperación y tutela con el Reino Unido.
Recientemente, la administración británica muestra su preocupación por el daño reputacional que puede generar para la primera industria del país (los servicios financieros), la vinculación de la City con fondos indubitablemente de origen criminal. A este respecto, la prensa ha desvelado estos días determinados nombres relacionados con el crimen organizado internacional contenidos en la "lista Falciani".
Paralelamente, se alzan críticas voces sobre la actuación del HNRC británica (el equivalente a la Agencia Tributaria española), puesto que como también aconteció en España, parece ser que no se actuó con la debida contundencia con los "evasores", procediendo a emitir meras comunicaciones solicitando la regularización administrativa de las divergencias fiscales, sin más consecuencias.
Pero, entrando en el fondo del affair, lo más relevante del asunto es el hecho de que todo surgió por una cuestión vinculada al Compliance de la entidad financiera. Ciertamente, en materia de asesoramiento financiero (de la misma manera que ocurre con la prestación de servicios legales), la línea que separa una actuación lícita de otra de ilícita es muy fina. ¿Cuándo el asesor financiero (o legal) está quebrantando la ley? ¿En qué momento del asesoramiento financiero-fiscal se traspasa la línea roja? De ahí la utilidad e importancia de disponer de rigurosos programas de Compliance Legal, para evitar que, incluso de forma involuntaria, cegados quizás por un instinto comercial exacerbado, se caiga en la trampa de personas indeseables.
Siguiendo con el caso del HSBC, parece ser que sus especialistas de banca privada no sólo diseñaban todo el entramado societario de compañías en paraísos fiscales, sino que se ocupaban de todas las gestiones legales, registrales, etc.,.. en nombre de sus exclusivos clientes. Es decir, actuaron en su caso como colaboradores necesarios" en la comisión de los presuntos delitos fiscales y/o de blanqueo de capitales que se acontecieron.
Justo ahora, portavoces del banco se apresuran en insistir que las prácticas deficientes en materia de control y compliance de la filial suiza ahora reconocidas, ya han sido corregidas; ajustándose todos y cada uno de los procesos y procedimientos a los más altos estándares de cumplimiento normativo. Puede que esto sea verdad, no obstante, desconocemos cuál es la opinión del Compliance Officer de la filial suiza. Porque a lo mejor él sí hizo bien su trabajo poniendo en evidencia todo el entramado; y por ende el problema no sería de Compliance, sino más bien de (mal) Governance, es decir, de cómo de mal actuó la más alta dirección del banco: Lord Green & Co., incitando la realización de prácticas ilícitas, o como se suele decir en estos casos " borderline ", lo cual es a todas luces mucho más grave.
Pero quizás esta cuestión permanezca en secreto y no se sepa nunca (o si..., ¿ya veremos?).
El caso no es nuevo, ya que éste trae causa del año 2009, que es cuando las autoridades fiscales galas tuvieron acceso a la citada lista. Pero justamente estos días la prensa británica no hace más que hablar del mismo. ¿Cuál es el motivo? La atención mediática se centra en el hecho de que el Presidente ( chairman ) del banco por aquellos años era Stephen Green, uno de los más respetados banqueros de la City (hasta ahora), ejemplar padre de familia, a la vez de antiguo reverendo de la Iglesia Anglicana, ex Secretary of Trade (equivalente a Ministro de Comercio), y que actualmente ostenta el status de Lord en el parlamento de Westminster.
La cuestión es que los aspirantes laboristas mantenían aletargado este asunto, y coincidiendo con la precampaña electoral (este año 2015 se celebrarán elecciones en Inglaterra, igual que en España), lo han resucitado. Con ello pretenden obtener a su favor rédito electoral presionando así al ejecutivo actual, el mismo en donde hace escasos años formó parte Lord Green. No en vano, desean recibir respuestas de por qué el HSBC, a la sazón presidido por el honorable (ex ministro) Lord Green "ayudó" a cientos de acaudalados británicos a evadir impuestos en perjuicio de la hacienda de UK.
A banda de las intrigas políticas, lo que realmente nos interesa destacar en el presente post son los aspectos jurídicos y de cumplimiento normativo del caso. En este sentido, se está discutiendo sobre el ámbito territorial del posible ilícito penal, puesto que hay quien defiende que realmente el presunto delito no se cometió en Suiza (que es lo que argumenta para su bien la entidad financiera), sino que la estructura y arquitectura de los esquemas que facilitaban a los clientes eludir sus impuestos, se gestó en los headquarters de la matriz de Londres. Lógicamente, esta cuestión no es baladí de cara a imputar posibles responsabilidades penales al HSBC ante los tribunales británicos, en lugar de en la corte suiza (puesto que allí según parece no era delito).
No obstante, es público y notorio que la City de Londres es unos de los principales centros offshore del mundo, por donde se canalizan y coordinan múltiples estrategias de opacidad financiera-fiscal, en estrecha colaboración con paraísos fiscales ( tax heaven ) o territorios de baja tributación, muchos de ellos antiguas colonias inglesas que mantienen hoy en día estrechos lazos de cooperación y tutela con el Reino Unido.
Recientemente, la administración británica muestra su preocupación por el daño reputacional que puede generar para la primera industria del país (los servicios financieros), la vinculación de la City con fondos indubitablemente de origen criminal. A este respecto, la prensa ha desvelado estos días determinados nombres relacionados con el crimen organizado internacional contenidos en la "lista Falciani".
Paralelamente, se alzan críticas voces sobre la actuación del HNRC británica (el equivalente a la Agencia Tributaria española), puesto que como también aconteció en España, parece ser que no se actuó con la debida contundencia con los "evasores", procediendo a emitir meras comunicaciones solicitando la regularización administrativa de las divergencias fiscales, sin más consecuencias.
Pero, entrando en el fondo del affair, lo más relevante del asunto es el hecho de que todo surgió por una cuestión vinculada al Compliance de la entidad financiera. Ciertamente, en materia de asesoramiento financiero (de la misma manera que ocurre con la prestación de servicios legales), la línea que separa una actuación lícita de otra de ilícita es muy fina. ¿Cuándo el asesor financiero (o legal) está quebrantando la ley? ¿En qué momento del asesoramiento financiero-fiscal se traspasa la línea roja? De ahí la utilidad e importancia de disponer de rigurosos programas de Compliance Legal, para evitar que, incluso de forma involuntaria, cegados quizás por un instinto comercial exacerbado, se caiga en la trampa de personas indeseables.
Siguiendo con el caso del HSBC, parece ser que sus especialistas de banca privada no sólo diseñaban todo el entramado societario de compañías en paraísos fiscales, sino que se ocupaban de todas las gestiones legales, registrales, etc.,.. en nombre de sus exclusivos clientes. Es decir, actuaron en su caso como colaboradores necesarios" en la comisión de los presuntos delitos fiscales y/o de blanqueo de capitales que se acontecieron.
Justo ahora, portavoces del banco se apresuran en insistir que las prácticas deficientes en materia de control y compliance de la filial suiza ahora reconocidas, ya han sido corregidas; ajustándose todos y cada uno de los procesos y procedimientos a los más altos estándares de cumplimiento normativo. Puede que esto sea verdad, no obstante, desconocemos cuál es la opinión del Compliance Officer de la filial suiza. Porque a lo mejor él sí hizo bien su trabajo poniendo en evidencia todo el entramado; y por ende el problema no sería de Compliance, sino más bien de (mal) Governance, es decir, de cómo de mal actuó la más alta dirección del banco: Lord Green & Co., incitando la realización de prácticas ilícitas, o como se suele decir en estos casos " borderline ", lo cual es a todas luces mucho más grave.
Pero quizás esta cuestión permanezca en secreto y no se sepa nunca (o si..., ¿ya veremos?).